Todos queremos ser grandes, pero debemos buscar amor, un motivo. Uno como el que tuve al momento de verte.

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Tus ojos parecen haberme encontrado primero. Sin embargo, el entusiamo se esfuma en cuanto alcanzo a ver mi realidad. No merezco amor. Mucho menos el tuyo, porque simulas lo idealizado en mi mente.

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Sigo atrapado y nadie me encuentra. Solo Dios sabe si es que alguien ha intentado buscarme. Lo único que me consta es que me encontré a mi mismo y no estoy tan seguro de querer salir de aquí. Parezco la representación de un ser inofensivo, pero no es esa la verdad.

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Te pedí que te alejes de mi, y no me hiciste caso. No sé cómo hacerte entender mi rechazo. Por mi mismo apartaré toda invasión tuya, aunque eso implique ser yo quien se vaya primero de este espacio.

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No soy bueno pidiendo perdón. Quizás se me hace más difícil de lo normal porque se trata de ti. Me duele el alma y no tengo un modo de tranquilizarla. tú me observas de lejos con rechazo, sin querer acercarte.

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Existe una divinidad que atiende a muchos y abandona a pocos.